Las organizaciones enfrentan varias amenazas diariamente. Sin embargo, un tipo de amenaza creciente que merece una atención especial son las amenazas internas. Estas amenazas involucran a empleados, contratistas o socios que tienen acceso legítimo a los activos de una organización, lo que las hace particularmente difíciles de detectar y prevenir.

Es importante comprender que las amenazas internas se pueden clasificar en tres categorías generales:

Usuarios maliciosos. Personas que tienen intenciones maliciosas y abusan deliberadamente de sus privilegios de acceso para robar datos confidenciales, interrumpir las operaciones o causar daños a la organización. Este grupo puede incluir a empleados descontentos, espías corporativos o individuos presionados por actores de amenazas externos.

Usuarios comprometidos. Personas o cuentas de servicio cuyas credenciales o dispositivos han sido secuestrados por atacantes externos. Estos atacantes utilizan el acceso interno comprometido para infiltrarse en la organización y llevar a cabo actividades maliciosas utilizando credenciales legítimas.

Usuarios inadvertidos. Son aquellos empleados que, sin intención maliciosa, pueden comprometer la seguridad de la organización debido a errores o negligencia.

Las consecuencias de las amenazas internas a una organización pueden ser graves y pueden incluir:

Pérdidas financieras : debido a violaciones de datos, robo de propiedad intelectual o daños a la infraestructura crítica

Interrupciones operativas : que conducen a tiempo de inactividad, pérdida de productividad y daño a la reputación

Consecuencias legales y regulatorias : por no proteger los datos confidenciales o no cumplir con las regulaciones específicas de la industria

Pérdida de la confianza y la moral de los empleados, lo que genera un ambiente de trabajo tóxico y una mayor rotación de empleados

Para hacer frente al creciente riesgo de amenazas internas, las organizaciones deben adoptar un enfoque integral que abarque personas, procesos y tecnología. A continuación, se presentan ocho mejores prácticas principales para mitigar las amenazas internas:

Desarrollar un programa integral de amenazas internas: este programa para que sea efectivo debe involucrar la colaboración entre varios departamentos, como TI, Seguridad, Asuntos Legales, Recursos Humanos y unidades ejecutivas. Este programa además debe incluir políticas y procedimientos para la incorporación, la baja y el seguimiento de las actividades de los empleados a lo largo de su mandato.

Realizar evaluaciones de riesgos periódicas: realice evaluaciones de riesgos periódicas para identificar vulnerabilidades, evaluar la eficacia de los controles de seguridad existentes y priorizar los activos en función de su sensibilidad e importancia para la organización.

Implementar controles de acceso sólidos: implemente el principio de privilegio mínimo, otorgando a los usuarios acceso solo a la información y los recursos necesarios para realizar su trabajo. Además, utilice la autenticación multifactor (MFA) y supervise los patrones de acceso para detectar comportamientos sospechosos.

Proporcionar capacitación de concientización sobre seguridad: eduque a los empleados sobre posibles amenazas internas, la importancia de seguir las políticas de seguridad y cómo reconocer y reportar actividades sospechosas. Esta capacitación debe ser continua y adaptada a los diferentes roles dentro de la organización.

Supervisar la actividad de los usuarios: use herramientas avanzadas de supervisión y detección, como soluciones SIEM con capacidades de análisis de comportamiento de usuarios y entidades (UEBA), para detectar anomalías en el comportamiento de los usuarios y alertar a los equipos de seguridad sobre posibles amenazas internas.

Establecer un mecanismo de denuncia: aliente a los empleados a denunciar actividades sospechosas, sucesos inusuales o problemas de seguridad a través de un mecanismo de denuncia anónimo. Esto puede ayudar a fomentar una cultura de responsabilidad compartida y aumentar la probabilidad de detectar amenazas internas de manera temprana.

Realizar auditorías y revisiones regulares: realice auditorías periódicas de su programa de amenazas internas, incluidos los controles de acceso, las herramientas de monitoreo y los procedimientos de respuesta a incidentes. Actualice su programa en función de los hallazgos de estas auditorías y aplique las lecciones aprendidas de incidentes anteriores para prevenir amenazas similares en el futuro.

Colaborar con socios externos: trabaje con colegas de la industria y proveedores externos para compartir inteligencia sobre amenazas y mejores prácticas relacionadas con amenazas internas. Esta colaboración puede ayudarlo a mantenerse a la vanguardia de las tendencias emergentes y mejorar su postura de seguridad general.

Al adoptar un enfoque de múltiples capas que abarca personas, procesos y tecnología, las organizaciones pueden reducir significativamente su exposición a las amenazas internas. En particular, las soluciones SIEM modernas con funciones avanzadas como UEBA y automatización pueden desempeñar un papel fundamental en la detección y mitigación de estas amenazas.

A medida que continúa desarrollando y refinando el programa de amenazas internas de su organización, recuerde colaborar con las partes interesadas internas y los socios externos, mantenga la transparencia y la confianza con sus empleados y aproveche el poder de las herramientas de seguridad avanzadas.